I Ultra Trail Norte de Gran Canária

Hace tiempo que no contaba nada en mi blogg, des de que terminé con el Ultra de Emmona que me centré en entrenar más y competir menos, tenía ganas de centrarme más en mí, intentar mejorar para lo que viene ahora, que el calendario vuelve a estar apretado y la cosa promete de verdad.

El 15 de septiembre viajé de nuevo a Las Palmas para participar en la nueva edición de esta carrera, opté por correr la modalidad larga.

Lleguemos el viernes por la mañana y ya nos instalamos en casa de Fernando, gran amigo, preparador físico y además organizador de la prueba.

Pasamos la tarde andando mientras hacemos turismo por el bonito pueblo de Arucas, sitio de donde saldremos a la mañana siguiente.

Vamos pronto a la cama, toca descansar ya que la noche anterior hemos dormido muy pocas horas, puesto que el vuelo salía a primera hora de la mañana.

Suena el despertador a las 6 y media, hora canaria, arriba!! Toca levantarse, duchita para irse despertando, desayuno súper energético y a correr.

Salimos puntuales de Arucas a las 8h, la carrera empieza con un par de kms para calentar bien mientras vamos llaneando, dirección la montaña de Firgas, sitio donde está la casa de Fernando. De repente escucho que me están llamando, oigo gritos que me animan y reconozco la voz, es Maribel, la mujer de Fernando que está entrenando por la zona, que ilusión me hace, a partir de aquí empiezo ya a concentrarme que la cosa ya va para arriba. Y es que salimos de 250m y tenemos que subir hasta 1736m.

De momento se puede correr bastante, recupero cuando tenemos una pequeña tregua para bajar por un barranco llamado De Las Madres, ahí nos encontramos con un control donde recargo a tope de agua y sales, ahora viene la parte dura, aún así me gusta, menos el calor que está apretando demasiado por esto decido no hacer el loco con la bebida e hidratarme lo mejor que pueda.

La subida es bonita, se hace bastante bien menos la parte más empinada que es una cuesta casi vertical de unos 300m para arriba de arena picona, un paso adelante y dos o tres hacia atrás y así vamos subiendo, poco a poco y con paciencia, miro a mis pies y pienso que en algún momento no tardar llegaré a la cima y así es, ahora toca correr de nuevo y que regalo para mis ojos que vistas estamos en lo más alto, veo a lo lejos mi gran amigo el Roque Nublo, sino pasa nada el marzo del año siguiente nos veremos en la Transgrancanária.

Oigo gritos de nuevo, es el gran Alberto Cardona, esperándome con su cámara fotográfica para echarnos una foto a todos, también está Luís con él, después de animarme empiezo con el descenso me encuentro una chica que está haciendo el control de bajada y me dice que voy la 23 de la general y 2ª chica, vamos bien!!

Bajamos… y que rampas de bajada, más duras, tramos de hormigón que no perdonan, veo el pueblo donde tenemos que llegar pero este queda lejos y el sol que parece que cada vez está más cerca, cómo aprieta.

Valsendero, ahora si, al fin. Recargo los bidones de bebida fresquita, me ducho casi con una botella de 5l de agua y reanudo otra vez el camino, toca subir de nuevo otra cuesta, anoche mirando el perfil no le daba importancia, pensaba que una vez estuviera en este punto ya casi estaría todo echo y me equivoqué como nunca. Mi cabeza no las tiene todas y mantengo una lucha constante conmigo misma, dejo de disfrutar de la carrera, me pregunto que estoy haciendo ahí y todas estas cosas que nos pasan por la mente cuando realmente lo pasamos mal. El suelo cada vez está más caliente, es horroroso. El terreno es fácil, llano o con tendencia a bajar y aún así cada vez me cuesta más mantener el ritmo, intento no bajarlo pero no lo consigo, me siento pesada de piernas y este ambiente bochornoso termina conmigo casi…

De repente veo movimiento de gente, deduzco que el control está cerca, me equivoco. Una chica muy amable de la organización me dice:

-Tienes que dar la vuelta y venir otra vez a este mismo punto!!

Miro a mi alrededor y estamos en un hipódromo, se me queda una cara que menos mal que no la veo, vamos, desencajada total, ahora mismo me tumbaría en el suelo antes que rodar por ahí. No sabéis el esfuerzo que tuve que hacer, de verdad. Empiezo a trotar, más y más y aún así pienso que me están tomando el pelo, voy solo, no veo a nadie y llego a pensar que no hay ningún corredor que haga aquello. Ahora me da la risa, pero en aquél momento creo que fue lo peor de la carrera, es muy fuerte pero es así.

Total, termino la “vueltecita” esta y otra vez la mujer:

-Sigue recto hasta fuera por aquí arriba y mis compañeros te indican…

Yo que continuaba pensando en el control, llevaba liquido pero quería refrescarme…

Un chico:

-Coges el sendero a mano izquierda y vas llaneando toda la sequía

Y el control? –Pregunté un tanto mosqueada- Uii!! Te queda lejos aún! Por lo menos 5km…Entre ellos una última subidita…

No hay palabras para describir lo que me pasó por la cabeza… Lo pasaba realmente mal, era la hora punta y aquél Lorenzo apretaba cada vez más.

Hice un trato conmigo misma, cruzaré la meta, lo tengo claro si las piernas soportan el peso de mi cuerpo, sólo había bebido y de comida tan sólo probé medio plátano en las 7h 23’ que estuve corriendo, tenía la sensación que me iba a desvanecer en cualquier momento.

Se acabó de luchar y me dejé llevar por sufrir lo menos posible hasta la meta.

A parte, nunca tengo problemas en los pies, me puse polainas porqué sabía que pasaríamos por sitios con mucha arena, en esto acerté, lo que no sabía es que pasaríamos por tantos sitios de tierra, finita que se metía por todos los rincones del pie, llevaba la suela del calcetín echa un asco, al final decidí parar para intentar sacarme tierra pero que va, fue imposible, aquello estaba más compacto que el asfalto que pisaba en aquél momento, nada, a sufrir de pies y a destrozármelos toca, ya te queda menos y así llegué de nuevo Arucas, completamente vacía, más de cabeza que de piernas.

Hice 2ª, había llegado, pero no pude saborear esta victoria porqué mi cuerpo estaba desencajado, conforme fueron pasando los minutos empecé a ver el lado positivo a la carrera, como siempre me pasa y poco a poco volví otra vez a la normalidad. Me asombré la capacidad que tenemos y no lo sabemos, parecía que había ido al límite o que este llegaría de un momento a otro y no fue así.  

Ahora que ya han pasado días y de nuevo, entrenos, pienso que para Cavalls me habrá venido muy bien esta carrera, como se dice:

No hay mal que por bien no venga.

Agradecer a toda la organización el trato que nos dieron en su momento, un diez. No faltó de nada. Por eso uno es capaz de aguantar lo que sea con gente que te ayuda en todo y para todo. El problema lo tuve con la temperatura no pude en aquél momento pero esto aún no lo podemos elegir nosotros, por suerte.